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07/10/2017
El pueblo. En un pequeño cerro del municipio palentino de Cevico de la Torre está la ermita del Rasedo, desde donde se pueden contemplar vistas llenas de paz y sosiego. Uno de los valles que se ve es el Valle del Maderano. Cevico es un pueblecito muy pequeño - el de mi padre - con amplias extensiones de terrenos cultivables que lo rodean por doquier, la mayoría cereales, antaño muchos viñedos. De pequeño, y viendo que el pueblo estaba rodeado de "la nada" siempre pensé que acabada la última calle de la población, más allá estaba el mundo, pero muy muy lejano...
Un viento suave ponía música al paisaje que os muestro. Aparentemente estaba allí solo, absolutamente solo.
En medio de esa paz apareció Justo, un señor de 87 años que subía allí, al cerro, desde hacía más de veinte años y que dice que venía cada día; que hacía unos 20 años había plantado algún que otro pino, cuidaba el lugar a su manera (el lugar donde se encuentra este magnífico mirador), me habló de la sequía severa de este año, de las huellas que debaban los conejos que buscaban hierbas para comer, las señales de los pájaros que excavaban la superficie del suelo,... de mis abuelos y tíos, de su propio quehacer diario.
"¿Conoces este lugar?" Sí, claro,... mi padre era del pueblo. Y luego vino una hora y media de agradable conversación.
Al pueblo, yo iba algún que otro verano, tampoco muchos.
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Cevico de la Torre è un piccolo paese in provincia di Palencia. Mio padre era nato li, allora io sono parte di quella terra. Vicino al paese c'è una collina con una chiesetta. Dalla collina si può ammirare la pace, il silenzio suavemente spaccato per una leggera brezza che viene a parlare con te, a dirte che non tutto è vuoto.
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Enmig de tot aquell silenci, aquella solitut de pau i aquell saber que una part dels meus origens estaven allà i que aquelles valls indicaven la possibilitat d'un món desconegut a moltes milles de distància,... enmig de tot allò apareguè Justo, que va dir-me que de feia més de 20 anys hi pujava cada dia, que havia plantat algun que altre arbret allà dalt, que resultava que havia conegut al meu pare, oncles i avis i que lluny de trencar la pau de que estava gaudint va incrementar aquesta sensació amb la més d'una hora de conversa que vàrem tenir.
El poble que no es veu és Cevico de la Torre i la vista està presa des de l'ermita del Rasedo, la virgen del monte.
PODI-.