Lo saqué de la biblioteca e inmediatamente comencé su lectura.
Lo saqué de la biblioteca en un momento de "sin libro a la vista" y viendo que
el Quixot le ponía una entrada. Empecé mi café, y con él la lectura, y rápidamente Henry y Phillip empiezan su búsqueda de motivaciones para querer ser aniquilados por el otro. Así, los primeros cuentos parecen "versiones" diferentes de una misma historia, versiones con desarrollos y finales diferentes pero con fondos comunes.
En ocasiones, se intuye un torbellino mental del autor, torbellino plasmado en forma de cuentos, que según el día toman una forma y según el día, otra.
Violencia, violencia desde la más tierna amabilidad... De repente, todo se tuerce y... Violencia... Violencia dentro de la cabeza de Leo; tan bien que iba todo y...
Luego se olvida de Henry y Phillip, luego parecen cuentos dignos de ser historietas de un blog; de las que me resisto a escribir pero un día escribía yo mismo. Ideas, ideas que se apelotonan en la cabeza y tienen salida en forma de texto; ideas, texto, libro, blog, lector... ¿Encontraría Leo, o encontrará, su verdadero lector...? Ideas,... ...lector...
El cuento titulado "hola Jack" es como un dejar ir el pensamiento y sin dar tiempo a ordenar las ideas, escribirlas tal cual van fluyendo. Al llegar a este cuento, lo considero el mejor de los leídos.
(parece que suceden en Nueva York, los cuentos, entre "party" y "party")
Luego, se hace con el personaje de Nachman, un matemático polaco, y le pone en diferentes vicisitudes, cada una de ellas en forma de un cuento independiente entre ellos. Nachman, un hombre gris, con muchas batallas internas, con muchos "no decir" y "pensarán que" que hace que se refugie en los números (ellos, ni dicen ni piensan, están...)
podi-.