La hija del Reverendo - George Orwell

ESP

Con una sencillez literaria admirable me he quedado asombrado de la fuerza con la que he llegado a asumir las condiciones insalubres, casi esclavizantes, de los cosechadores de lúpulo de la Inglaterra de finales de los 20 o principios de los 30 (s. XX). Uno ya tenía la idea de que ese tipo de trabajo debía de ser duro pero Orwell sabe transmitir perfectamente la angustia del sobrevivir diario en ese tipo de vida, de las penurias, la ausencia de mínimos momentos placenteros, que hacen que cualquier atisbo de comodidad sea apreciado y efímero al mismo tiempo... Condiciones sociales que te condenaban de por vida a la no-superación personal por falta de oportunidades ni condiciones mínimamente dignas.

Otra de las cosas que profundamente vi descritas fue el hecho de pasar una noche a la intemperie en Trafalgar Square, en un ambiente de mendicidad relatado con tal viveza que el frío descrito se me metía en los huesos sólo con leerlo, al tiempo que nuevamente las penurias económicas me eran visualizadas de tal forma que va más allá de una simple "descripción de los hechos".

Por supuesto, no falta en todo ello la crítica social, crítica a las condiciones que favorecen las situaciones que plantea y, en especial, crítica al sistema educativo privado, que ralla la mezquindad y la perversión al ser púramente mercantilista desde el momento que se trata a los alumnos tan sólo como a los hijos de sus clientes, a quienes hay que tener contentos aunque tenga que ser regalando los aprobados e impartiendo aquellas materias que sus analfabetos pero pudientes padres consideran más importantes.

Para mí, un muy recomendable libro, aunque debo decir que me decanté por él a través de un criterio poco ortodoxo: el que me estaba leyendo no me cabía en mi mochila de viaje y escogí uno al azar de la biblioteca de mi hermano. Así que, un ratito en el albergue, un ratito en un Starbucks, fue amenizando algunos tiempos mal llamados muertos en mis vacaciones por Freiburg.

podi-.