De aquí a allá

-Quería enviar esta carta –dijo el hombre, que llevaba varias cartas en la mano-.

-¿Ésta, sólo?

-Sí; estoy solo.

-y… ¿Cómo es?

-Pues es un sobre, rectangular, de unos 20 gramos.

-¿Cuándo tiene que llegar?

-A mí me gustaría estar allí antes de que anochezca.

-Entonces habría que encontrarle un billete para un vuelo para ahorita mismo.

-¿Dónde tengo que esperar?

-Pase por aquí, siéntese en la sala. El doctor no tardará en llegar. No se toque la herida.

-¿Y si empeora, entre tanto?

-La previsión meteorológica indica que habrá una mejoría, así que no se preocupe, no empeorará.

aa

-Ya, pero se equivocan mucho.

-Hacemos lo que podemos; todo el mundo comete errores.

-Ustedes lo hicieron deliberadamente; eso no fue un error.

-Nada de eso fue un error, efectivamente. Los dos sabíamos lo que hacíamos.

-Sin embargo yo ahora no querría asumir las consecuencias.

-Pues no debió venir aquí, entonces.

-A mí me trajeron, hace 5 días.

-A mí, hace dos semanas.

-En dos semanas ya se tiene que tener experiencia, ¿no?

-No mucha, no enseñan demasiado bien.

-A mí sí.

-A mí no.

-Pues a mí no me importa.

-Pues a mí sí me importa.

-No le dé importancia.

-En absoluto, no le doy ninguna importancia.

-Pues debería darle; esas cosas, nunca se sabe como acabarán.

-Bueno, yo sí lo sé.

-Yo también. No me explique el final; nunca lo veo.

-Yo, el final, es lo primero que leo.

-Es evidente. Sin el final no hay inicio.

-Claro, claro, la e-videncia tiene esas cosas.

-Nunca di crédito a los videntes.

-Nosotros sí; al 7 por ciento de interés, evidentemente.

-Pues deme 100.

-Los vendemos de 200 en 200, pero ahora solo tenemos 50. Tendrá que esperar a que nos traigan.

-No me diga…

  ...y, claro está, ya no le dijo nada más-.

La vida te lleva de aquí a allá sin tan solo proponértelo. Imagínate, si te lo propusieras, a dónde podrías llegar.

aa

podi-.