sabato 6 aprile 1991

6 de abril de 1991 - Accidente de bicicleta


ESP

Es sábado. Hace seis días que estoy en el paro.

Acabo de comer. Realmente hace un día de esos bonitos que a mí tanto me gustan, un sol magnífico y un cielo azul que parece mucho más amplio de lo normal. La temperatura a las 3 de la tarde, 22 grados, la humedad relativa del aire, 20 por ciento. Para mí, un día magnífico.

Cojo la bici de carreras que tengo y decido dar una vuelta para disfrutar de la tarde. Dicho y hecho; salgo por mi calle, cojo la Via Laietana, Paseo de Colon, Av.. del Paral·lel, C / de Sants y llego hasta Esplugues. Ya en Sant Just Desvern tomo un desvío hacia Sant Boi de Llobregat y una vez aquí, hacia la autovía de Castelldefels (cuando era pequeño le llamaban autovía de la muerte).

Continúa la tarde tan bonita ... !!qué calorcito primaveral! Hacía unos días había llegado hasta Monistrol de Montserrat. Ida y vuelta, 90 kilómetros, así que hoy había decidido que sólo haría una vuelta por los alrededores de Barcelona y rápido-rápido hacia casita.

Ya sito en la autovía, que en aquel tiempo permitía el paso de peatones y ciclistas, voy por el arcén. Veo que por mi derecha se incorpora un carril que viene de ... no sé de dónde, y que más adelante este carril vuelve a irse, así que pienso que mejor no me muevo de por donde voy, que no cruzaré el nuevo carril para situarme de nuevo al arcén para tener que hacer lo contrario unos 500 m más adelante. Sigo, pues, entre el carril nuevo a la derecha y lo que antes tenía a mi izquierda. Veo pasar bajo la rueda de la bici las rayas discontinuas que separan los carriles.

De pronto ...blllaaannngg... y silencio. Todo gris, todo mi campo de visión gris, "¿dónde están los carriles? ¿dónde estoy yo? me he muerto", pienso en unos micro-segundos. "Iba en bicicleta, no sé qué ha pasado y ahora estoy muerto, no sé donde estoy".

Siguiente imagen: estoy encima de un coche, el techo, de rodillas, con las manos también sobre el techo del coche. ¡El coche no está parado! lo primero que pienso es en una película de Indiana Jones donde él está encima del techo de un tren. Ya veo que ha pasado, "un accidente, un coche me ha cogido de alguna manera he llegado aquí, pero ahora voy a ser incapaz de mantenerme en equilibrio, caeré, me atropellarà otro coche y me voy a matar de verdad". No sé cómo pero consigo mantener la posición al tiempo que noto que el coche está aminorando la velocidad hasta detenerse. Siempre hubiera dicho que de modo expreso yo no hubiera podido estar encima de un coche sin caer, nunca hubiera creído lo contrario en mí.


No recuerdo como bajé del coche pero lo hice. Un señor de "traje gris" y barba gris baja del asiento del conductor. Veo el cristal delantero del coche desmenuzado.

-¿Estás bien?

-Sí, sí ... estoy bien -¡veo mi bici bajo el motor del Ford Orion gris. ¡Increíble!, No debe hacer más de medio metro de largo y de alta tan solo unos pocos centímetros ... ¡está debajo del motor!

Me noto sangre en la cara y no tengo el casco que llevaba (una chichonera) y tampoco tengo las gafas de sol. ¿Dónde están?

-¿Seguro que estás bien? ¿No te duele nada ...?

Ahora veo que toda la autovía está parada, que hay coches parados en medio de todos los carriles y mucha gente que viene hacia mí.

-No,... -quiero sentarme y me dirijo hacia el asiento del acompañante de "mi" Ford Orion gris, dispuesto a sentarme.

-¡No, no! ¡en el coche no! mejor estírate en el suelo -me dice el conductor.

Ahora noto que algo la espalda me avisa que podría empezar a hacerme mucho daño en breves momentos.


Hago caso e intento tumbarme en el suelo, me toco la espalda ..., me ayudan a sentarme.

Intuyo qué ha pasado. Mientras iba entre los dos carriles, un coche debía salir hacia la autovía por detrás de mí por el carril que se incorporaba. Imagino yo que debía ir mirando su retrovisor para pasarse de carril y que al no verme delante me cogió de lleno, por el medio de su coche. Como el coche iba más rápido que yo, mi cuerpo se estampó con su cristal tocándole con la espalda y con la fuerza de los movimientos yo debía de hacer una voltereta hasta quedar el techo como ya sabéis que quedé. Mi "visión de todo gris" debía ser la tapa del motor.

Aparece una ambulancia. Bellvitge está prácticamente al lado y casualmente pasaba una ambulancia. Me meten en una camilla de ruedas, les digo que tomen la matrícula del coche.

-No te preocupes por eso, ahora. Tú estate tranquilo.

-La matrícula, tomenle la matrícula, por favor.

-No te pongas nervioso. La policía llega enseguida y ellos se encargan de todo esto.
Ni na ni na ni na ... ....

En el hospital, la Guardia Civil me pregunta cómo era el vehículo, el conductor, ...

-No te preocupes. Daremos parte a todos los talleres de la provincia y le localizaremos. Un cristal roto no pasa desapercibido ...
Nunca supe nada más.

Diagnóstico: dos vértebras lumbares aplastadas. "Tú eres joven (25 años) y te recuperarás. Tendrás que hacer reposo absoluto durante unos días para que los nervios interiores de las vértebras, la médula, no queden afectados porque eso sería muy malo". Unos veinte días estuve me Hospital del Mar sin moverme, mirando el techo, no me podía ni girar. Fui un buen soldado, no estaba inmovilizado y no me moví en los veinte días, pensando que mi padre quedó paralítico en un accidente de trabajo - era cartero - en el que se aplastó una vértebra lumbar al resbalar en una escalera de una portería. Él, aparentemente se recuperó pero al caba de cinco años perdió movilidad en las piernas...

Después, tres meses de faja rígida, durante los cuales apareció mi bici entre unos matorrales (nadie la encontró en su día), y me avisaron que estaba en un depósito de vehículos de L'Hospitalet de Llobregat por si la quería recuperar, no lo hice, claro, pero fui a verla.

-Notarás los cambios de tiempo y tendrás alguna molestia -me dijo un médico. En la sala de espera del lugar donde me hicieron la faja, un hombre me decía:

-A mí me pasó igual en la columna, ya verá, ¿los cambios de tiempo ...? unos dolores que no sé dónde ponerme, ya verá... -Mientras le oía yo pensaba "a mí no, a mí no me pasará esto. No necesariamente".

Después de hacer un poco de rehabilitación me decidí a ponerme una mochila. De bici, no quería ni pensar. Fue el inicio de mi trayectoria excursionista. Nunca he tenido ningún problema, nunca he intentado forzar mucho la espalda, eso también es verdad, y creo que los cambios de tiempo los detecto a través de mapas que me bajo desde internet, afortunadamente.

Fue como un milagro, para mí., Aún no me lo explico, aquello era muerte segura, tal como fue. Por alguna razón se me permitió vivir más, mi angelito de la guardia lo hizo muy bien ese día. Cada vez que pienso en aquella experiencia, me siento muy, muy afortunado. Que bien...

podi-.




(Historia cierta escrita unos 15 años después de haberse producido)



3 commenti:

  1. Recuerdo la visita en el Hospital de Mar que, si no me falla la memoria, allá estuve con Núria y el tiempo posterior, de achaques y, al final, recuperación... Me alegro que sigas dando guerra. Tu relato me hace pensar que no hay que dejar pasar el tiempo y dejar que aquellas personas que significan algo en tu vida se marchiten en un rincón de la memoria. Hoy "un viejo amigo" ,-) me comentaba aquello de montar un encuentro y creo que será cuestión en no dejarlo eternamente pendiente. No siempre tenemos la suerte de caer en el capó del coche...

    Un abrazo :-)

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  2. Realmente, el destino es caprichoso y existen los milagros. Salud.

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