...Y entonces llegaba Pablo y con su ring ring bicicletero Silvia sabía de su llegada. Silvia, desde el segundo piso, tiraba unas llaves para que Pablo subiera a casa. Y no solo Silvia sabía de la llegada de Pablo; también yo oía agradablemente su llegada sonora, agradablemente porque era uno de esos signos que indicaban que todo estaba bien y en orden.
...Y un día ni Pablo ni Silvia podían entrar en su casa. Sus llaves se encontraban dentro; ellos fuera. Sus llaves dentro, ellos fuera; la puerta cerrada. La puerta cerrada, sin llave echada pero cerrada. Ellos fuera.
¿Cerrajeros,...? ¿a esta hora? les pareció mejor intentar algo "mecánico", no dañino, tan solo un truco para que estando ellos fuera, las llaves dentro y la puerta cerrada, aunque sin la llave echada, pudieran las cosas volver a ser como eran antes de estar ellos fuera, las llaves dentro y la puerta cerrada aunque sin la llave echada. Y así hicieron y yo vi lo fácil que fué hacerlo y al poco, las llaves dentro, ellos también y la puerta ya traía sin cuidado como estuviera.
Entre tanto, entre días y entre meses, ring ring y Silvia tiraba unas llaves para que Pablo entrara y subiera a casa. Pablo y Silvia, jóvenes, agradables. Él bicicleta, ella Ford Fiesta, los dos, unos treinta.
Y un día no hubo ring ring, ni hubo Silvia que tirara llave alguna a "nadie", ni hubo llaves dentro ni Pablo y Silvia fuera. No hubo nada... Tan solo el piso vacío, sin Pablo, sin Silvia, sin bicicleta que indicara que todo estaba bien y en orden.
...Y entonces llegaron otros a ocupar el piso de Pablo y Silvia. Y lo ocuparon, legalmente, pero lo ocuparon. Y tuvieron que llamar a la policia por lo que allí encontraron. Y de lo que allí encontraron no quisieron decir palabra ni dar pista alguna de tan grave que debía ser. El caso es que vivieron en el piso de Pablo y Silvia muchos años.
Y un día fui yo quien llamara a la policia por lo que oía decir desde el piso de Pablo y Silvia, ocupado por los que vivieron tantos años luego. Y la policia vino y la policia se fue, porque al parecer tan solo era una discusión en voz alta.
Y un día también se fueron, pero no como Pablo y Silvia. Se fueron poco a poco, como se van las personas que no son como Pablo y Silvia.
Y ahora soy yo quien hace ring ring cuando llego a casa en bicicleta. Y siempre que llego haciendo eso, siempre siempre, me acuerdo de Pablo y de Silvia (y es por eso que hago ring ring)
podi-.
(no sé si nadie nunca me ha oido hacer ring ring cuando a casa llego)